La aventura de ser profesor de español en China<

La aventura de ser profesor de español en China

Mi aventura comenzó a los cinco años cuando veraneaba con mis padres y en los “camping” a los que íbamos había una gran multitud de niños de todas las nacionalidades. Mientras el resto de los niños españoles del lugar se relacionaban entre ellos y no mostraban gran interés por los extranjeros, yo me intentaba comunicar con ellos a través de gestos y señales. Me fascinaba observarlos y ver lo diferentes que eran todo lo que hacían y la forma en la que hablaban en sus diferentes lenguas.

Desde aquel entonces mi pasión por aprender más sobre otras culturas me lleva a mi situación actual: con veinticinco años me voy a trabajar a China de profesora de español. A mi madre casi le da un ataque cuando se lo dije.
Mis padres pensaban que mi objetivo al estudiar filología inglesa y el máster para ser profesora de secundaria era el de opositar y ser profesora de inglés en algún centro no muy lejos de ellos, pero no podían estar más equivocados.
Desde que terminé mis estudios me dispuse a buscar trabajo en el extranjero y así fue: comencé a trabajar en un internado inglés del sur de Inglaterra, lo cual fue una experiencia muy gratificante y que me animó a seguir por el camino de enseñar español en el extranjero.
Después de volver a España tras mi experiencia en Inglaterra, me lancé a la aventura y ahora mi próximo destino es China. No podría estar más emocionada y asustada al mismo tiempo.
La enseñanza de lenguas es una profesión que me apasiona, siempre conecto con los alumnos de forma muy especial y al final tanto los alumnos como la profesora logramos aprender algo nuevo y tener una experiencia inolvidable que nos ayudará en situaciones futuras el resto de nuestras vidas.

Gandhi dijo una vez: “Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo”. Mi mayor deseo es que las fronteras entre los países sean cada vez más pequeñas, que todos podamos aprender de otras culturas y convertirnos en personas tolerantes y de mente abierta.
Por esa razón decidí estudiar este curso, para aprender más sobre esta profesión que me apasiona y abrir puertas hacia nuevas aventuras en destinos quizás aún más lejos que China (¡mi madre me va a matar!), pero sobre todo…para nunca dejar de soñar.