Los estudiantes de español suben al monte Pagasarri

Este domingo a las 10 de la mañana un grupo de estudiantes de español de la escuela junto con José, el director de Instituto Hemingway, han quedado para realizar una caminata. Al llegar al punto de encuentro, José les ha señalado a los estudiantes un mástil de telecomunicaciones que se veía a lo lejos en lo alto de una montaña y les ha dicho que ese era el destino final.

Ilusionados con llegar a la cumbre para tomar el prometido café, los siete estudiantes se han puesto en marcha camino arriba. Después de aproximadamente media hora caminando sin parar, José les ha dicho a los estudiantes que el aparcamiento al que habían llegado es el lugar donde la mayoría de los bilbaínos suelen empezar sus caminatas. Es decir, los bilbaínos conducen hasta este punto, aparcan sus coches y empiezan sus escaladas.

Desde este lugar, ya sólo les quedaba a los estudiantes una hora por un camino un poco más áspero hasta que han llegado a la cumbre del monte Pagasarri, que se encuentra a 673 mts sobre el nivel del mar. Después de escuchar muchas veces por parte de José la frase “está sólo a la vuelta de la esquina”, finalmente los estudiantes han visto el pequeño refugio, donde han podido disfrutar de unos ansiados cafés con leche. El bar estaba lleno de bilbaínos, al igual que el monte. Mientras que los jóvenes estudiantes estaban agotados, mucha gente local más mayor caminaba con facilidad a la cumbre de la montaña, disfrutando de unos pintxos una vez arriba y volviendo a sus coches tranquilamente.

Los estudiantes han sacado unas fotos desde “la cumbre del mundo”, como la han definido, se han maravillado de las impresionantes vistas que les ha ofrecido el monte y después de un pequeño descanso han empezado a bajar.

Habían comentado que el tiempo seco y bastante fresco de la mañana cuando estaban subiendo era “perfecto para caminar”, pero lamentablemente ha empezado a llover cuando el grupo estaba bajando el monte. Totalmente empapados, pero sin embargo orgullosos de su logro, los estudiantes han vuelto a casa para contar a sus incrédulos padres cómo habían pasado la mañana del domingo.