Mi experiencia docente como profesora de español con alumnos inmigrantes<

Mi experiencia docente como profesora de español con alumnos inmigrantes

He trabajado como voluntaria en una ONG, Caritas, situada en Llodio durante un año aproximadamente. Los alumnos de esta institución fundamentalmente eran saharauis y marroquíes de edades comprendidas entre los 20 y 50 años. Algunos de ellos llevaban viviendo en España más de 5 años pero la mayoría apenas tres meses. Muchos no sabían ni leer ni escribir en árabe. Y las motivaciones y la elección de venir a España eran diferentes por cada alumno. Se encontraban en una situación de exclusión social y recibían una ayuda del Gobierno Vasco. Para optar a dicha ayuda los inmigrantes debían asistir a clases de español. La asistencia a clase por tanto, era obligatoria.

En el centro trabajábamos tres profesores, todos voluntarios lo cual es loable pero desgraciadamente sin preparación específica en el campo de enseñanza de ELE. El centro tampoco contaba con gran infraestructura, por enumerar algún dato sólo contábamos con dos volúmenes de material especifico para más de 50 alumnos, tampoco contábamos con material auditivo o videos ni por supuesto contábamos con ordenadores.
A pesar de todo esto los tres profesores acudían todos los días durante dos horas y media a dar sus clases. Entre ellos elaboraban el material, se ponían en contacto con otras organizaciones humanitarias como cruz roja, o el centro formativo para adultos EPA. Todos los trabajadores voluntarios se mostraban muy atentos a las necesidades específicas de sus alumnos e intentaban ayudar poniéndose en contacto con bienestar social, acompañándolos cuando tenían que hacer gestiones que para los alumnos resultaban muy complicadas. En general el trabajo de voluntariado siempre era admirable.
Sin embargo y debido creo a la escasez de medios que disponía el centro y sin ninguna formación del voluntariado en seguida empezaba a haber problemas: las clases se hacían tediosas para los alumnos que acudían de forma obligatoria, y en seguida dejaban de asistir a estas clases. Los alumnos que continuaban sus estudios de español en el centro no hacían grandes progresos, y ninguno terminaba el curso o bien porque preferían una formación más práctica por ejemplo con cursos del Inem, o cambiaban de residencia, etc.
¿Existe solución?
Me parece importante que el voluntariado reciba una pequeña formación específica de ELE. No es necesario una gran formación sino simplemente una pequeña guía que puedan utilizar.
También los jóvenes universitarios de filologías, magisterio, traducción o turismo podrían ayudar a organizar mejor estas clases. Y para que este grupo se pueda interesar las universidades podrían ofertar créditos de libre elección por este trabajo de voluntariado.
Es importante también que las ONG’s trabajen conjuntamente. Que los materiales de trabajo se puedan solicitar y prestar entre ellas. Y en general que todas las administraciones como Bienestar social sean de fácil acceso al voluntariado, qué éste conozca qué posibilidades tiene para ofrecer a sus alumnos. En muchas ocasiones el profesor de español en una ONG no sólo es profesor de español muchas veces también hace las veces de trabajador social, de coordinador entre el alumno y Bienestar Social, o entre centros cívicos etc.
Es decir se trata de facilitar las cosas al inmigrante en situación de exclusión social, que es precisamente lo que un voluntario que dedica tiempo y esfuerzo desea realizar.