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Curso de profesores de español ELE
07 Jun 2011
Daniel Apilánez Pérez de Onraita

Curso de profesores de español: evolución o degradación

Estudiando inglés, uno puede decir: ¡qué complicados son los ingleses!, ¿tanto les costaría escribir como lo pronuncian... o pronunciar como lo escriben... o tener algunas reglas de lectura y mantenerlas?

Cuando uno no estudia inglés no entiende por qué en las películas de habla original inglesa, algunos personajes son solicitados para deletrear un apellido o un nombre de ciudad o incluso un sustantivo... o por qué cuando salen escenas de escuela, muchas son de lo que para nosotros es un simple deletreo.

En inglés hay muchas palabras que se escriben de distinta manera, pero se pronuncian exactamente igual... y otras que se escriben de la misma manera, pero, con distinta pronunciación, tienen significado distinto.

Aquí es donde llega el español medio para afirmar con orgullo, que su idioma es mucho más sencillo, al menos en cuanto a lectura y pronunciación... hasta que esa afirmación vuela hasta los oídos de un rumano... o de un ruso que habla español... y dice: ¿y la “b” y la “v”?

¿Y la “h”?, diría un inglés.

De momento vamos a dejar la “h”, que tiene sus razones históricas y etimológicas... y vamos a centrarnos en las otras dos letritas:

Creo que hemos pasado alguna vez esa etapa de infancia escolar, en que teníamos que soportar ejercicios de dictado, de palabras con “b” y palabras con “v”... o ejercicios escritos en los que teníamos que corregir o ratificar la escritura, incorrecta o correcta, respectivamente, en relación a las letras mencionadas.

Creo que simplemente como hablante de español, tengo algo que opinar al respecto: si no se hubiera perdido el sonido de la “V”, si se hubiera educado el oído infantil con respeto a lo que se escribe (he puesto “respeto”, sí, respetando la escritura), no habrían sido necesarios tantos dictados y se habría aprovechado el tiempo en otras actividades más productivas.

De acuerdo con que no se han arruinado vidas por emplear ese tiempo en una actividad que no apruebo, pero lo esencial, lo que quiero decir, es que si el idioma es para comunicar y las cosas cuanto más sencillas, mejor... perder un fonema, ha sido añadir una complicación... porque además, ahora se ha quedado una letra de más, inútil.

Cierto que hay palabras, como verbos conjugados en pasado, que ya se sabe si se escriben con “b” o con “v”... pero para el resto de las palabras con “b” o con “v”, hay que saberlo, como los ingleses la pronunciación de cada palabra.

Menos mal que no tenemos muchas palabras que se distingan solamente por la “b” o la “v”, como “vaca” y “baca”, “bello” y vello”... pero creo que sigue siendo una complicación tener que aprender cómo se escribe una palabra por pura memoria gráfica, anulando la referencia del sonido, para además dejar una letra obsoleta.

Se dice que el idioma es algo vivo, en constante cambio... y sí, es cierto... pero si esos cambios son por pura pereza y poco a poco van complicando la función del idioma... yo diría que el idioma se ha estropeado.

En algunas regiones de España los niños son educados para distinguir entre la “ll” y la “y”; en otras, existe una lengua vernácula en la que la pronunciación de la “v” es algo natural... y sencillo.

¿Tanto costaría volver a explicar en las escuelas el fonema de la “v” para el castellano, en esas mismas escuelas donde se da clase de inglés... y se enseña ese sonido? ¿Deberíamos enseñarlo nosotros como profesores de español? Por otra parte, para algunos extranjeros, lo natural, influidos por su propio idioma, será hacer la diferenciación. ¿Deberíamos reprimirla?

Por ingenio del hablante, en contextos cambiantes, el idioma cambia, crece, se enriquece, se diversifica y se usa adaptativamente, pero también por pereza del hablante, el idioma puede perder riqueza y nitidez, ganar complicación y ambigüedad.

Omito conscientemente los casos en los que, en español, claramente no se habla como se escribe... por usar un acento regional más que cerrado. Eso entraría en otro saco que no me interesa o prefiero no tocar: ahora estoy tratando un tema desde su base, desde lo que académicamente ya se ha dado por bueno; los estudiantes infantiles no entienden por qué unas palabras se escriben con “v” y otras con “b” si suenan igualmente.

La verdad es que yo prefiero recordar cómo se escribe una palabra por cómo recuerdo su sonido.

Quizás todo esto de pie a comentar sobre la “h”, así como sobre la pérdida del uso del futuro de subjuntivo, sobre la mala habitual perífrasis verbal cuando corresponde subjuntivo y condicional compuestos, sobre el uso inadecuado del tiempo pasado en vez de condicional simples y viceversa... etc.

El haber vivido y vivir en zonas donde la comunicación oral es tan deficiente que los hablantes no parecen afectarse por tener que repetir una y mil veces algo sencillo, porque su interlocutor no los entiende a la primera... me ha hecho reflexionar sobre la importancia de mantener las normas del código de comunicación, al tiempo que veo como natural los cambios evolutivos del idioma, sin que éste entre en ambigüedades (excluyendo los juegos de palabras con doble o triple sentido con intención lúdica u otra, pero no por defecto de un mal uso del idioma) o transmisión “borrosa”.

Cierto que una pequeña modificación no tiene por qué ser problemática, pero la siguiente modificación se producirá a partir de la anterior y así sucesivamente... y en algún punto hay que poner el rasero... y qué mejor punto que la base, ¿no?




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