Enseñanza de español: cuestiones sobre autonomía y evaluación
La autonomía del alumno es el control consciente de aquello que aprende y de cómo lo aprende, de todos los elementos y procesos que forman parte de su aprendizaje desde el principio hasta el final. En primer lugar debe atender a las necesidades u objetivos que tiene a la hora de aprender una segunda lengua. Creo que es importante que los tenga claros y que se lo transmita al profesor o profesores que den el curso. Así ambos podrán ajustar y gestionar de forma eficaz todos los recursos, personales y materiales, para la consecución de los objetivos del alumno.
El aprendiente debe atender a sus necesidades subjetivas, además de conocerse y observar de qué manera aprende mejor, es decir, descubrir su estilo de aprendizaje y potenciarlo en la medida de lo posible usando todos los procesos cognitivos que lo refuercen. Si un alumno es más visual puede hacer mapas semánticos por ejemplo.
Pero no sólo intervienen en la autonomía del alumno una regulación de sus estrategias de aprendizaje, también es muy importante la cooperación con el grupo si las clases se desarrollan de forma colectiva y no individual, en este caso la solidaridad y la implicación en las tareas que se deben hacer como grupo es una parte fundamental del aprendizaje. Si un alumno trabaja y los demás ni colaboran ni se implican en el grupo la desmotivación puede alcanzar al aprendiente que se verá perjudicado por la insolidaridad del resto. Si la cooperación de todos es activa se establecerán vínculos más afectivos entre los alumnos y se creará un clima de aprendizaje mucho más propicio para todos.
Considero que es muy positivo fomentar en el alumno la autonomía en el aprendizaje, dotarle de recursos para que esto sea posible pero en ningún caso confundir la autonomía con el autoaprendizaje y considero que es una línea que puede ser traspasada muy fácilmente si el docente no está implicado en el proceso común que es la enseñanza. Los alumnos aprenden de sus profesores pero creo también que los profesores pueden aprender de los alumnos.
La evaluación nos hace más conscientes de todo aquello que hemos hecho y todos los recursos que hemos usado en nuestro proceso de aprendizaje. Nos permite ver aquello que ha sido efectivo y lo que no, qué puntos debemos reforzar, cuáles tenemos más integrados…etc. Este proceso puede ser algo que desarrollemos de forma individual o interactuando con nuestros compañeros y el profesor, pienso que la unión de ambos no sólo es aconsejable sino necesaria.
Hoy en día hay muchas herramientas para que el aprendiente apunte, revise y valore sus progresos como el diario del estudiante, las listas de control para ver qué son capaces de entender y de producir y los porfolios que recogen reflexiones sobre lo realizado en clase y cuya revisión detenida nos ayudará no sólo a ver nuestra evolución sino también a proponernos nuevos objetivos a corto plazo.
En mi experiencia personal las autoevaluaciones hechas en este curso me han servido para ver aquellos conocimientos que he ido adquiriendo, los conceptos que están más claros en mí y aquellos que no. En estos últimos sigo profundizando para lograr asimilarlos, entenderlos e integrarlos en mí de forma definitiva